Toda relación conlleva conflicto, da igual el contexto o los participantes. Es un pago que tenemos que hacer por ser seres sociales. En consulta, las parejas que no discuten, o que ya han dejado de hacerlo, son las que se encuentran en mayor riesgo de separación. El conflicto visto de una manera positiva es la adaptación de las posiciones de cada miembro para que la relación sea más cómoda y fluida. Discutir es bueno siempre que nos olvidemos de unas normas básicas.

Nunca pierdas el control. La idea que subyace en las discusiones es la de comunicar, ya sea como no sentimos, como vemos la situación o el impacto que tienen la actitud de nuestra pareja en nosotros y por ende en la relación. El que el resultado no sea el esperado, hace, de una manera algo narcisista que creamos que el problema radica en que nos hemos explicado bien, porque razón tenemos. Esto genera frustración y rabia con la consecuente búsqueda en los anales de la Historia los agravios recibidos desde el principio de los tiempos. Por lo que el tema comienza a tomar tintes dramáticos y corremos el riesgo de decir cosas que ni sentimos y que pueden dañar seriamente la relación, cosa que debemos tener muy en cuenta. Una estrategia sutil, es no llevar el conflicto al terreno personal, puede sonar raro, pero no es lo mismo decir eres una egoísta que llevas un tiempo encerrada en ti misma, no es lo mismo, empezar las frases con yo me siento.. a es que tu siempre... Tampoco ayuda involucrar a terceras personas, máxime si mantiene un vinculo afectivos, es que tus amigachas, tu siempre con los tuyos, mira la compañerita de trabajo. No carguemos en exceso las tintas emocionales o al menos inténtenoslo no perdiendo de vista nuestros objetivos. Si la idea es destrozar la personalidad de nuestra pareja y con ello cualquier atisbo de confrontación, entonces adelante, ataca con fuerza. Si la idea es que sea consciente de que hay algo que nos molesta y que perturba la calma de la relación, debemos poner limites a nuestros argumentos, primero deben tener una estructura conciliadora, en un entorno cordial, sin las interferencias de la tele, el móvil o tener el tiempo justo (muchos menos visitas). No es mala idea que, si uno de los dos nos acaloramos, hagamos un pequeño receso. Nunca dejemos con la palabra en la boca a la pareja con la idea de haber hecho un jaque mate. Que te dejen a medias en cualquier contexto genera tal cantidad de ira, que se podría abrir un botellín con la mirada. Acerca del contenido, yo no recomendaría jamás improvisar, de hecho, hay cosas que suenan coherentes en nuestra cabeza, pero cuando salen por nuestra boca y observamos la cara del interlocutor nos damos cuenta de que nos hemos metido en un jardín. Yo recomiendo jugar de una manera conservadora. Y dejar nuevas estrategias para situaciones limite. También debemos estar atentos a la respuesta, si nos esta entendiendo y ver como reacciona. Al fin y al cabo, esto le coge de nuevas mientras que nosotros llevamos madurando la idea un tiempo.

Un error en el que no debemos caer es en el de anticipar los focos de tensión, es algo muy humano, que se nos vaya la pinza, pero que no nos lo podemos permitir en este contexto. Y es que muchas veces uno tras reflexionar sobre lo que va a decir y como lo hará, interpela a su capacidad empática (por no decir adivinatoria) para anticipar la respuesta de la otra parte, como estamos en una situación con una alta carga de estrés las respuestas que pasan por nuestra cabeza suelen retadoras como poco. Evidentemente ante eso generamos una respuesta más excesiva aún. Esta espiral de destrucción neuronal no tiene fin y el agotamiento que conlleva puede jugarnos la mala pasada de confundir lo verdaderamente real con lo que hemos ideado.

Una estrategia que funciona es usar la comunicación no verbal. Concretamente, usar el cuerpo de una manera conciliadora, en toda disociación entre lo verbal y no verbal, tendemos a darle más peso al gesto. Es decir que si nuestra pareja se tensa y considera que le estamos agrediéndo, una caricia en la pierna, ofrecer una mano, puede modificar su percepción de la situación. En esto, como en todo, el sentido común es importante, ya que este paso a la acción en un contexto muy tenso puede ser causa de una explosión de hostilidad. De hecho, hay una teoría que apunta a que el desastre de Fukushima fue causado por la petición de un abrazo tras la confesión de un adulterio.

Prepara un plan B y una vía de escape, siempre se ha dicho que los conflictos se saben como empiezan, pero no como acaban ya que no dependen solo de nosotros. Por lo que es necesario tener varios alegatos preparados, y aunque no sea muy popular, uno de ellos debe ser de disculpa o retroceso, porque no queremos invadir Polonia, sino que nuestra relación madure o no se rompa. Esto incluye dejar una vía de escape digna para la pareja: ya ha entendido que ha actuado de manera individualista y promete cambiara, de verás queremos acorralarlo diciendo siempre dices lo mismo, pero luego…, o peor aun amenazarlo ¡y que sepas que la próxima vez pido la separación!, (no daré más ejemplos por no dar ideas). Una vez conseguido el objetivo legitimo de poner en conocimiento de manera realista y sin carga emocional de como nos sentimos, lo mejor es cerrar el capitulo cambiando a un tema más agradable, algo así, perfecto ¿vemos una peli?

La trazabilidad, es un termino logístico pero que considero muy oportuno para la resolución de conflictos, un seguimiento del estado de animo de la pareja hace que podamos detectar cuándo es más positivo iniciar una conversación y como le ha afectado. Hemos decidido que esto no va de ganar, sino de actualizar la relación. Puede ser que creamos que todo ha ido bien, que hemos conseguidos los objetivos deseados pero también hemos dañado el ego de la pareja, igual pedirle que haga un cambio de comportamiento muy arraigado puede dolerle o le haga sentir inseguro. La supervisión de su reacción ya sea activa, con irritabilidad o pasiva con tristeza puede darnos una pista de que hay que volver ha abrir la herida pues algo ha quedado dentro. Además, ahora nuestra pareja ya habrá tenido la oportunidad de madurar lo que piensa y siente y todo será más fácil.

Dar espacio y tiempo, con el tiempo las relaciones se vuelven monótonas, al cabo de un tiempo ya no queda nada por decir. Esto genera una situación extraña, de manera inconsciente se empieza a ignorar al otro miembro, como si formará parte del pasado, y a la vez empiezan los pequeños reproches continuos, una versión domestica de la guerra fría. Aquí no hay un conflicto real, no es un tema concreto, en el ámbito empresarial podríamos decir que tenemos uno o dos trabajadores quemados o al menos agotados. Por lo que tomar medidas que aireen la relación, aunque drásticas, siempre hay un cenizo que verá en ello el principio del fin, es necesario, de hecho, no se me ocurre una solución alternativa.

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