Es complicado aceptar que un proyecto de vida en que se ha puesto tanta ilusión esta avocado al fracaso. Siempre hay que hacerse la siguiente pregunta: he hecho todo lo que estaba en mi mano por salvar la relación, si la respuesta es afirmativa es momento de pensar en la separación. Podrá verse como un fracaso o una perdida, pero lo cierto es que lo que nos ata en esos momentos es el miedo a la novedad y tener que salir de la zona de confort que supone una relación establecida que apenas requiere esfuerzo para mantenerse. Y ese ahora a empezar de nuevo genera angustia que fácilmente se puede orientar hacia nuestra futura expareja en forma de rabia o culpa. Si esto perdura en el tiempo podemos estar frente a un duelo bloqueado y se debería consultar con un psicólogo la forma de superarlo.

Va a ser imposible rehacer mi vida

Una vez tomada la decisión de separarse y sabiendo que esto supondrá un pequeño terremoto, el primer paso es cerrar la relación de una manera armoniosa, es cierto que las desavenencias han roto la relación, pero ahora que ya no habrá convivencia, son mucho más fáciles de salvar. Hay que buscar aquella persona con la compartimos momentos alegres, en la que nos apoyamos cuando tuvimos dificultades, seguro que algo encontramos, ya que mientras que durante las discusiones tendemos a ver solo lo negativo del otro, con el tiempo y la distancia recordamos mejor lo positivo. Al fin y al cabo.

 

Consejos:

Asume que los cambios no tienen por qué ser negativos. No son fáciles, pero eso no significa que sean a peor, sino todo lo contrario. • Tu zona de confort te resulta cómoda porque es lo que conoces, pero puede acabar convirtiéndose en un infierno. Debes aceptar que tienes salir de ella temporalmente para estar mejor.

Pregúntate: ¿Qué tipo de relación quiero tener con mi expareja?. Piensa que es muy difícil establecer una relación de amistad con alguien con quien se han compartido tantas cosas buenas y malas. No es inviable, pero resulta complicado.

No conviertas a tus hijos en rehenes, testigos partícipes o elementos de negociación. No se lo merecen, se merecen un padre y una madre.

• Acepta que, temporalmente, vas a tener que desvincularte del entorno en el que estabas hasta ahora. Cualquier estímulo que te recuerde el pasado, te hará más difícil el cambio. Correrás el riesgo de reengancharte a la situación anterior, porque lo conocido, aunque malo, es más cómodo.

• Preserva la posibilidad de tener una relación sana con todos los implicados en la ruptura.

• Acepta que se trata de tu decisión. No es asunto de tu familia (o de la suya), ni su problema.

Ilusiónate con los cambios que están teniendo lugar. Crea un nuevo hogar, no lo conviertas solo en un refugio temporal ante la adversidad.

El tiempo debe pasar para que todo se encarrile de nuevo. Al menos un año tardamos en crear imágenes nuevas sin la persona que estaba a nuestro lado.

Olvida el orgullo, lo importante es tu bienestar ¿Es imposible evitar el conflicto permanente? En ese caso, buscad un intermediario objetivo, un tercero que os ayude y en el que ambos confiéis, como un psicólogo de pareja. Os ayudará, fundamentalmente, a empatizar con la otra parte

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