La persuasión o arte de influir en los demás para que hagan algo requiere un arduo proceso de argumentación, confianza, compromiso, etc. hasta llegar a consumar el cambio. Existe un camino más corto, la manipulación, la cual hemos sufrido y reconozcámoslo también hemos utilizado con nuestros seres queridos. Sin embargo, no siempre la practicamos como es debido, quizás ser buena gente o conformarnos con pequeños logros nos deja en la mediocridad.

Con el espíritu de conseguir la excelencia en el campo del control emocional he creado unas pequeñas píldoras a partir de las cuales ampliar o mejorar nuestra capacidad de chantajear a nuestra pareja, hijo, compañero o amigo. No todos nacemos narcisistas, pero con esfuerzo podemos ser unos dignos psicópatas maquiavélicos.

Las herramientas

La culpa, nacemos una cultura marcada por la religión católica (en general judeocristiana) que nos dice que ya llevamos el pecado dentro solo por nacer. Seamos o no creyentes sabemos sentirnos y hacer sentir culpable a los que nos rodean. Genera angustia y el síntoma más común es preguntarse ¿de verdad lo estoy haciendo mal?

La puya, es un proceso critica continuada, mezclado con reproches y alguna amenaza indemostrable (que mal lo vas a pasar) que nos llena el día de un sentimiento de superioridad moral. Es recomendable que previamente nos hayamos ganado su confianza hasta que nos confiese inseguridades, miedos, puntos débiles. Genera conformidad y el síntoma primordial es una bajada de la autoestima severa.

La valoración, o análisis posterior de una conducta. Capacidad superior nos hace percibir, con claridad meridiana cualquier acto que pareciendo inocuo un contenido perturbador oculto del que debemos informar, sobre todo si como es normal son agresiones encubiertas hacia nosotros, para sacarnos de quicio adrede. Genera inseguridad y el síntoma principal es una ansiedad.

Luz de gas, visión de bondadosa de nuestra generosidad: “deja que tu no sabes, yo te explico”. Aquí es importante dar instrucciones confusas para que la ilusión de incapacidad se incremente y con el tiempo se perpetúe. Se debe acabar con un cariñoso “ya lo hago que tu eres muy…”. En caso de que el proceso no avance como es debido, se puede exponer de manera detalla la experiencia de fracaso en alguna reunión social, siempre de manera simpática, acabar la anécdota con un “total que al final lo tuve que hacer yo”. Genera sometimiento y el síntoma principal es el miedo y el aislamiento.

Algunas técnicas

El chantaje, una aplicación perversa de la ley de la oferta y la demanda, si no me das lo que te pido, no te daré lo que necesitas (amor, cariño, compañía), es importante trabajar la dependencia emocional para que la cosa vaya más fluida. Genera depresión y el síntoma es sentirnos bloqueados o incluso sometidos.

El escapismo, cuando la situación te cerca y sientes puedes perder ese trono ganado a fuego por no saber solventar un problema, es momento de lanzar la bomba de humo y desaparecer, frases del estilo: “ya vale ¿no?, siempre a mi, yo me largo” son muy útiles, también redirigir la tarea o usar el comodín de la llamada. Lo importante es no asumir responsabilidades. Si conseguimos que se solvente, podemos ponernos además la medalla por gestor en crisis. Genera un sentimiento de sobrecarga y el síntoma principal es la soledad.

El amaño, nadie pone en duda el punto de vista del amado líder, en caso contrario hay tomar medidas drásticas, la primera es explicar detenidamente (importante esto) como se ha llegado a ese enfoque, consiguiendo por agotamiento que lo acepten, en caso contrario solo quedan las manidas expresiones, “bueno, tu sabrás”, “haz lo que quieras (como siempre)” o simplemente “no se”. Es bueno acompañarlo con un enfado infantil del tipo pues ahora no respiro. Genera, desidia y perdida del sentimiento de proyecto común. Síntomas disminuye la ilusión y la potencial creatividad.

El victimismo, ser el pobrecito es la técnica definitiva para manipular, apelando al sentimiento de altruismo facilitamos a los demás el que se sientan útiles en la vida, al menos mientras los usamos. El arte esta en situar al vanidoso en una posición que simula cierta superioridad puntual (aun sabiendo que no es real). Para que perdure en el tiempo es útil aderezarlo con mensajes de agradecimiento exagerados y comentarios ruines y desgraciados sobre uno mismo.

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