Los asuntos relacionados con la mente han ido tomando importancia en la sociedad en estos últimos años y con ello nos hemos familiarizado con términos como depresión, ansiolítico, o inteligencia emocional son de uso cotidiano. Lo mismo ocurre con las profesiones que los atienden a las personas que lo sufren. En principio los médicos psiquiatras, son los profesionales de la salud que ofrecen algún tipo de fármaco o un coctel de ellos. Son ideales para solventar las crisis puntuales o los casos urgentes, como el riesgo suicida. El efecto de la medicación sobre el organismo hace que nuestra mente se sienta más acorde con un estado de animo positivo. Desgraciadamente su poder adictivo y los efectos secundarios como las alteraciones en el metabolismo o sueño a veces complican la mejora del paciente.
Por otro lado, están los psicólogos, que cuando se dedican a la practica sanitaria se denomina psicoterapeutas, cuya labor es generar ese cambio en la persona, pero a través de la comprensión, la filosofía subyacente grosso modo es que, si el problema que nos lleva a la consulta fue por nuestra manera de ser o actuar, adaptándonos o aceptando la situación, mejoraremos. Evidentemente el proceso es más lento, y requiere un esfuerzo, a cambio obtenemos una mayor fortaleza mental y herramientas para futuros situaciones criticas. Lo importante es que tanto psiquiatras como psicólogos tienen una formación oficial que le capacita para hacer frente a las dificultades que se presenten en el proceso de curación. Además, deben estar colegiados, así estaremos seguros de que todo esta supervisado por un organismo oficial.
No confundir con los llamados terapeutas más algo (del alma, de la mente, etc.) que, aunque tienen buenas capacidades e intenciones, que carecen de la formación adecuada para llevar a buen puerto el proceso curativo. Todos somos capaces de aliviar puntualmente el sufrimiento de un amigo que ha sufrido una perdida, pero es muy complicado manejar correctamente los procesos internos que hacen que se asuma la perdida a largo plazo.
¿Qué mirar en tu psicoterapeuta?
Dentro de la psicología hay diversas escuelas que van desde el psicoanálisis al conductismo, ninguna es mejor que otra, simplemente se adaptan a las mentalidades de cada momento y de cada persona. Hay quien esta más cómodo hablando sobre sus sentimientos y quien prefiere hacer ejercicios que motiven al cambio. Aunque hay que ser claros, en terapia como en la vida se sufre (también se ríe), no todo el rato, pero se trata de abordar problemas temas que nos afligen. De hecho, si no duele, como diría un dentista, algo falla.
Otro punto importante es el papel que ha de jugar o mejor dicho el que no ha de jugar, no estamos hablando de un consejero, un rabino, o un padre. No se le ha de buscar para obtener respuestas. Su papel es el de enseñarte a tomar las decisiones que consideres adecuadas. La terapia es un espacio que no debe generar codependencia.
Tampoco se debe considerar la relación como una especie de vinculo amistoso. La relación ha de ceñirse a las sesiones y puntualmente a comunicaciones siempre relacionadas con la psicoterapia. Ninguna de las partes debe cruzar esa línea, quedando fuera de la consulta, agregándose a las redes sociales, etc.
Lo que si que se debe tratar desde el principio es como será el proceso de terapia, la duración esperada, los métodos que se usarán, las normas de asistencia y el precio. Las primeras sesiones son el momento perfecto para solventar todas las dudas sobre los mecanismos y el secreto profesional. Esto aliviara considerablemente la ansiedad de bata blanca y facilitara la buena relación terapéutica
Hay otros aspectos que siendo elementales no hay que pasar por alto. La forma de comunicarse ha de ser respetuosa y ha de buscar un de confianza donde expresar todo lo que se siente. Esto ha de ir acompañado con un ritmo terapéutico adecuado a las necesidades del paciente. El psicoterapeuta debe transmitir su apoyo incondicional y hacer sentir al paciente que esta en un lugar donde puede expresarse sin ataduras y que no será juzgado. Y para el final lo más importante en la elección de tu psicoterapeuta y es sentir una afinidad con la persona que esta enfrente, si sientes que le podrías llegar a confesarle tus miedos más profundos, no le dejes escapar.
Cuando tres no son multitud
Tomar la decisión de acudir a terapia en pareja es más compleja, las discusiones y las crisis son normales en toda relación, por lo que se tiene que encontrar ese punto en el que uno o ambos miembros considere esto no es normal, y plantee acudir a un profesional en busca de ayuda. Las causas principales, son la perdida de intimidad, la dependencia de uno de los miembros o los celos. Y el punto de inflexión suele ser al aparecer conductas destructivas, conflictos con un impacto físico (problemas del sueño, alimentarios, dolores musculares) o psicológico (estrés, tristeza, abulia) o incluso dolores que pueden cronificarse en forma de fibromialgia.
Mientras que, en la psicoterapia individual, no es tan necesario, en la terapia de pareja si que es muy conveniente el tener claro que es lo que se busca. Qué cambios se requieren y si estamos abiertos a también a aceptar lo que nos proponga nuestra pareja. Y si a una ultima, si estamos preparados para la disolución de la relación convirtiendo la terapia en un proceso de Mediación.
Detrás de toda queja hay una demanda
El proceso en las psicoterapias de pareja pasa primero por una comprensión del problema, tanto el que lleva a la consulta como el que subyace y realmente daña la relación, para ello se suelen realizan entrevistas previas individuales. Así se pueden fijar los puntos sobre los que debe incidir las sesiones de pareja y generar una hoja de ruta con los objetivos a conseguir desde los más sencillos a los más arraigados y complejos. Es importante que durante el proceso hay un proceso individual reflexivo sobre nuestros sentimientos y una visión madura de la relación, que estoy buscando en mi pareja y hacia donde queremos que vaya lo nuestro. Entendiendo que una pareja se rompe no solo por terremotos emocionales sino también por un agotamiento o una sutil pero constante perdida del interés en el otro. Al final tenemos que ser conscientes de que a la única persona que debemos satisfacer toda la vida es a nosotros mismos y que a veces una retirada a tiempo es una victoria.
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