Aspectos Psicológicos de las Conductas Suicidas

Hay dos miedos ancestrales en todo ser humano: la locura y la muerte, ambos simbolizar la nada, el primero de manera simbólica y el segundo real, el cese de la vida. En situaciones de agotamiento mental ambas salidas suelen aparecer como soluciones, el desconectar del mundo, queriendo que sea irreversible, en lo que se suele denominar visión de túnel, solo quiero una cosa: dejar de estar, dejar de sufrir. Este tipo de crisis, que tienen el horizonte temporal de lo que dure el impulso suicida suele otorgar, extrañamente, a la persona un sentimiento de control sobre la situación: yo soy el que decide cuando acabar con todo esto, tomo las riendas de mi vida, aunque solo sea para terminarla. A veces esta decisión va acompañada con la fantasía de que con el acto provocara un cambio de algún tipo, en la familia, en un grupo, en la sociedad. Otros deseos que se buscan son, además de los ya indicados de sensación de control y cambio social, el de huida, encontrar la calma perdida o de refugio eterno. La superación de la culpa (que suele tener sus antecedentes en lesiones autoinfligidas), el chantaje emocional incluso el poner en manos del destino si se merece vivir, como un ritual ordálico. También, en personas con espiritualidad, el de reencontrarse con los seres queridos fallecidos.

Definición

Sé puede definir suicidio como el acto de provocar a uno mismo intencionadamente la muerte. Etimológicamente la palabra suicidio proviene de dos términos sui que significa uno mismo y caedere, que se traduce por matar. En general se plantea la conducta suicida como algo multidimensional y multicausal, acotado por dos polos, bienestar-suicidio consumado. En función de la expresión (ideas de muerte, tentativa, etc.) dentro de este continuum, el nivel de riesgo de suicidio consumado para una persona concreto será, teóricamente, mayor

La Pirámide del Suicidio

La consumación de un acto suicida suele ser un acto premeditado que recorre varias etapas. El deseo de morir o insatisfacción de la persona con su estado de vida actual y su hastió en la visión del futuro. La representación suicida o fantasías alrededor del propio acto, la visión del resultado y los sentimientos de liberación que se generarían. Las ideas suicidas, pensamiento sobre como consumar el acto, ya sea usando un método concreto o simplemente reflexionando sobre el deseo de hacerlo, sea como sea. La amenaza suicida, es la comunicación o poner en palabras la intención de realizar el acto al entorno más cercano, con el fin de que ayuden a que no se lleve a cabo, como una llamada de socorro. El gesto suicida, llevar más allá de las palabras el intento suicida, pasando a la acción y comprando lo necesario o realizando conductas no peligrosas pero que dan a entender que el riesgo de consumación es importante. El intento suicida, es el acto que sin resultado de muerte se lleva a cabo con fin de acabar de manera evidente con la vida deliberadamente. Suicidio intencional, cualquier conducta autolítica que busca y conlleva la muerte de la persona. Parasuicidio, comportamiento autolesivo que busca más la manipulación emocional que terminar con la propia vida.

Factores intervinientes

 

Los Trastornos Psicológicos

La existencia previa de problemas emocionales pueden ser catalizadores del riesgo suicida en especial los asociados a los denominados trastornos de la personalidad como:

  • Depresión y Bipolaridad (trastorno de animo)
  • Psicosis y Esquizofrenia
  • Abuso de alcohol u otras sustancias
  • Trastorno de Pánico
  • Trastorno Alimentarios (TCA)
  • Desordenes de personalidad
  • Los indicadores Psicológicos

Reconocer ciertos indicadores psicológicos asociados al suicidio facilita la detección temprana de los riesgos suicidas. El principal sin duda es la desesperanza, que es el rasgo cognitivo presente en la depresión y que viene a significar una visión certeza y negativa del futuro. En el mismo ámbito también la rigidez cognitiva es un facilitador al limitar la capacidad de afrontar nuevas situaciones personales. El cambio de realidad social es per se un estresor, que puede potenciar el riesgo suicida, la ruptura familiar o la perdida de un ser querido puede desencadenar si se dan otros factores una reacción inmediata de intento suicida. Un pasado marcado por el abuso o las carencias afectivas también pueden, al generarse un cambio drástico en el entorno, realizar actos suicidas, por ello es importante prestar atención a los jóvenes e intentar ofrecen el mayor apoyo posible a personas con especial vulnerabilidad a cometer actos autolesivos.

Los rasgos de personalidad como la Ira o la impulsividad generan un mayor numero de intentos suicidas y si se asocian con la desesperación pueden llevar a la conclusión del acto. También se ha encontrado vinculación directa con la adicción a sustancias, irritabilidad, dependencia, baja autoestima y ansiedad.

El intento suicida

Hay personas que tienen el intento suicida como respuesta conductual antes diversas adversidades de la vida que consideran insalvables (desesperanza). Algunas repiten la conducta en una situación concreta y cuando el contexto desaparece también lo hace el deseo suicida, como por ejemplo el acoso escolar o el proceso de separación de pareja. En otros casos, es mas espaciado en el tiempo y puede ocurrir cada varios años al encontrarse en una crisis personal. Por ultimo, encontramos el grupo de personas con trastornos emocionales que tienen como respuesta normalizada, ante cualquier desajuste algún tipo de respuesta autolesiva o suicida, son los llamados repetidores crónicos.

El intento suicida suele ir acompañado de diversas señales, en muchos casos verbales, las más comunes suelen estar relacionadas con una visión negativa sobre uno mismo o el futuro, comentarios del tipo de la vida es un asco, estoy cansado de todo, no tengo solución, esto nunca mejora. Otras en cambio se vinculan a lo que esta pasando por su cabeza como puede ser la muerte o el propio acto suicida: no tengo ganas de vivir, a ver si termino con todo, quiero desaparecer. Por último, también se verbalizan expresión que sotierran una despedida, como nunca te olvidare, siento haberte fallado pero ya no hare mas, quiero que sepas que siempre serás alguien especial para mi.

Mitos sobre el suicidio

Los comportamientos suicidas han estado a lo largo de la historia del ser humano por lo que han generado multitud de interpretaciones erróneas alrededor de una conducta tan perturbadora para el grupo que necesita de los mitos para sobrellevarla, los principales pueden ser estos:

  • Los suicidas solo quieren llamar la atención, sobre todo si sobreviven
  • Si sobreviven solo quieren llamar la atención, porque el que quiere se mata
  • Los peligrosos son lo que no lo dicen, porque esos lo de veras lo hacen
  • Muchos de lo que se suicidan los hacen por no atacar a otras personas
  • Nunca hablar del suicidio ya que puede incitar a realizarlo
  • Si se provoca a un suicida para que lo haga no se matara
  • Los que sobreviven, lo pasan tan mal que no lo vuelven a intentar
  • Los que sobreviven, lo volverán a intentar siempre hasta que lo consigan
  • Las conductas suicidas son hereditarias o solo le pasa a los depresivos
  • Los niños no se suicidan
  • … y el suicida quiere y desea morir

Prevención del suicidio adolescente: Programa Positivamente

La adolescencia es un periodo de cambios complejo a nivel fisiológico, psicológico y emocional, siendo esto un facilitador de la toma decisiones autolíticas y suicidas. Para su prevención se han creado diversos programas, sobre todo para ser puestos en marcha en el entorno escolar. Uno de los más relevante es el llevado a cabo por Robinson en 2013 (Pérez, Díez, Fonseca y Molina, 2020), llamado Positivamente y que se apoya en cuatro componentes:

Concienciación sobre la Salud Mental: en este bloque se trabajan los mitos acerca de los trastornos mentales y la conducta suicida. Hablar del suicidio es un imperativo global y en este bloque damos pautas para saber cómo hacerlo.

Factores de riesgo y protección: conocer los factores de riesgo y las señales de alarma es crucial para identificar y poder prevenir la conducta suicida, pero si se olvidan los factores protectores se deja de lado la mitad del trabajo con los jóvenes. Los recursos de fortaleza ayudan a identificar qué situaciones calman, cuáles son las razones para seguir viviendo y sobre todo qué aspectos son los que aportan bienestar y felicidad. Estos aspectos se trabajan en el programa a lo largo de este bloque.

Manejo del estrés y crisis: en este bloque se proporciona un entrenamiento de trabajo y mejora en los recursos personales para afrontar situaciones que generan estrés o en las que un adolescente puede sentirse desbordado, aprendiendo a dar respuesta de una forma funcional a los estados de ansiedad y/o crisis.

Pensamiento y emoción: en este último bloque se trabaja la educación emocional. Saber identificar emociones, manejar y transmitirlas de una forma adecuada, mejora el bienestar personal y las relaciones sociales. De la misma forma, el trabajo con los pensamientos disfuncionales mejora el razonamiento crítico de los jóvenes para tratar de obtener una visión más objetiva del momento en el que se encuentran y poder dar una respuesta adaptativa en cada situación.

 

 

 

 

 

Habilidades

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Publicado el

2 julio 2020

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