Los grupos organizados son la base de muchos movimientos reivindicativos y son la simiente de la evolución de las sociedades, por lo que no podemos confundirlos con las sectas. En estas se detecta claramente cómo son violados muchos de los derechos fundamentales de los ciudadanos, son manipulados a través de los idearios hasta conseguir reducir que su forma de actuar y pensar de forma independiente sea nula.
Perfil de sectario
Esta implantación de un lenguaje propio sea una de las características mas vistosa, frases hechas, pensamientos barrocos, emociones prefabricadas y un borrado de todo recuerdo, de ese pasado con identidad fuera del grupo. En algunos estudios realizados se habla de “mujeres que han tenido en la familia un caso de muerte por accidente o de enfermedad incurable, que se han quedado viudas o se han divorciado, o que han sufrido un aborto” (Greve, 1980)
Clases de sectas
La visión cinematográfica de las sectas nos hace creer que todas son semejantes, una comunidad aislada del mundo y con sus miembros marginados de la sociedad. Sin embargo, el abanico es mucho más amplio, y muchas personas influyentes, integradas en la sociedad son seguidores de sectas a las que aportan grandes cantidades de dinero para su funcionamiento y que tienen una relación de complacencia con el líder.
Religiosas, centradas en los dogmas religiosos, la idea de Dios y el mas allá.
Políticas, son las más mediáticas, se estructuran alrededor de teorías políticas (elementales) radicales u ortodoxas.
Psicoterapéuticas (o educacionales), buscan aportar a sus miembros la luz interior y el conocimiento ancestral o perdido.
Comerciales, juegan con los deseos de sus miembros de obtener contactos sociales y lucrativos.
Ninguna de estas sectas puede cumplir las promesas que prometen, solo sirve para atraer a las personas necesitadas y destruir su autoestima para que no abandonen el grupo, donde ocupan un puesto según su valía o interés para la organización, con la posibilidad de ascender si su compromiso es mayor y de ser degradado si no aporta lo esperado. Si su productividad baja mucho o enferma suele ser marginado o expulsado del grupo.
El control mental
La adaptación de los candidatos se centra en desbaratar la identidad originaria (valores, comportamientos, formas de pensar, emociones, etc) y reemplazarlas por otras que concuerde con el perfil del grupo, gregaria, y normalmente contrapuesta totalmente a la antigua. Esto se consigue apartándolo de los vínculos familiares y sociales, lo cual le hace perder la perspectiva y al salir del aislamiento emocional readaptarse a la nueva estructuras sociales y afectivas.
El control mental se completa con el acceso sesgado a la información para que se corroboren los principios fundamentales del grupo, normalmente apocalípticos. Manejo de los ciclos circadianos (noche-día, sueño-vigilia) buscando que el descontrol y el agotamiento disminuyan la capacidad de razonar, aunque también se consigue reduciendo la ingesta, exigiendo esfuerzos físicos excepcionales o enfrentando al candidato a temperaturas extremas, lo que provoca un derrumbe anímico y la perdida de voluntad.
El grupo como agente socializador
Una vez desarraigado del entorno y preparado para iniciarse el grupo de iguales toma el testigo de la reeducación. Primero como modelos a los que miraran los nuevos miembros (para aprender que es normal y que no en el grupo) y con lo que reforzaran ese nuevo lenguaje aprendido, a base de frases hechas con alta carga ideológica. Después el grupo funcionara como agente disciplinario a través de dos mecanismos antagónicos la marginación en caso de salirse del camino marcado, lo que transmite un mensaje de desamparo, miedo y culpa. Y, por otro lado, lo que se denomina bombardeo amoroso, o expresión efusiva de afecto desbocado por parte de todos o parte de los miembros simultáneamente (verbal, físico o sexual), creando una subida emocional por contraste y la aparición de un fuerte sentimiento de arraigo. Ambos mecanismos destruyen los mecanismos identitarios y crean una relación de gran dependencia emocional entre los miembros.
El líder y el seguidor
El motor de todo grupo lo conforman un líder visible, ídolo y guía que marca el camino a seguir y el líder oculto, persona con menor carisma, mas estructurado y con una visión mas mundana de las necesidades del grupo que facilita que las indicaciones del líder lleguen a buen puerto. En muchas ocasiones este personaje en la sombra tiene mas poder que el propio líder. No se puede hablar de líder sin seguidores, para estos, su líder les inunda con su poderosa fuerza y personalidad (mesiánica), les tapa con su luz las carencias y problemas con su propia identidad que les llevaron a la búsqueda de un entorno como son los grupos organizados sectarios. Es decir, el líder y el grupo le dan un papel en la vida, una misión que cumplir y la recompensa de sentirse remando junto con los compañeros en una dirección común, se siente integrado, querido y pudiendo ayudar a otros, lo cual causa un sentimiento de pertenencia lo cual crea un estado de relajación que facilita su manipulación por parte del grupo. La perdida de voluntad y la necesidad de contacto con el líder es tal en el seguidor que los cambios de ideales de este, incluso la percepción de corrupción (en muchos casos los lideres sufren delirios de grandeza y acaban usando al grupo para sus fines personales) pasan desapercibidos, o simplemente son no asumidos como parte de la realidad.
Salir del grupo
Así como la entrada es mas o menos voluntaria, la salida de un grupo esta condicionada al deseo del grupo o del líder y esto solo ocurre cuando el miembro ya no es útil, está enfermo o agotado. Entonces se le abandona a su suerte liberándose de la carga que supondría cuidar de una persona no productiva. La salida no es fácil, la personalidad original se percibe borrosa, los mensajes implementados de Apocalipsis y miedo para el control del seguidor se entremezclan con los vividos anteriormente creándose una suerte de cortocircuitos. El tiempo para aclarar la situación (real vs. imaginario), un apoyo generoso por parte del entorno familiar y en muchos casos terapia psicológica para ayudar a construir una personalidad propia lejos de los valores del grupo son algunas de las herramientas para volver a comenzar lejos de las falsas promesas y las muletas afectivas envenenadas que prometen los grupos sectarios.
Comentarios recientes