Ghosting: Cuando el silencio es el mensaje
¿Qué hay detrás relaciones tóxicas y el ghosting?
El comportamiento pasivo-agresivo es una forma de respuesta emocional en la que la rabia, vista como inadecuada o amenazante, se disfraza de actitudes más aceptadas socialmente. Aunque no se expresa abiertamente, sigue siendo dañina para quien la recibe. Este tipo de agresión puede presentarse como sarcasmo, indiferencia, silencio o una amabilidad fingida.
Detrás de estos gestos hay un mensaje oculto, una herida no verbalizada. Este patrón, tan común en las relaciones tóxicas, es muchas veces la antesala del ghosting.
Un patrón que nace en la infancia
El origen suele estar en la infancia. Cuando expresar emociones como el enfado está mal visto, los niños aprenden a reprimirlo. En lugar de mostrar su rabia, responden con silencio, evasivas o frases neutras. Esta dinámica les enseña que hablar de lo que sienten puede tener consecuencias negativas.
Con el tiempo, esa incapacidad para comunicar se vuelve parte de su forma de relacionarse.
La adolescencia: cuando el disfraz se refuerza
Ya en la etapa escolar, estas personas adoptan roles como el del «amigo bromista» o el «hipersensible». Usan la ironía o las frases ambiguas como vía de escape, pero no expresan directamente lo que sienten.
Cuando se sienten heridos, responden con frases como “¡No me pasa nada!”, cuando en realidad están evitando decir: “Lo que dijiste me dolió”. Además, tienden a victimizarse con expresiones como:
“Siempre lo hago todo mal”,
“No valgo para nada”,
“Mejor me voy, búscate a alguien que sí te merezca”.
Este tipo de conductas generan culpa en el entorno y preparan el terreno para relaciones basadas en la dependencia emocional.
La violencia pasiva: daño invisible pero real
Una de las formas más sutiles —y dañinas— del comportamiento pasivo-agresivo es la omisión. Son agresiones de bajo perfil, pero con alto impacto emocional. Frases como:
“¿Eso no deberías saberlo ya?”,
“¿Te lo tengo que explicar todo?”,
transmiten desaprobación sin decirlo directamente.
Este tipo de comunicación genera confusión, inseguridad y desgaste emocional, especialmente en contextos familiares, laborales o de pareja.
¿Indicadores de un futuro ghosting?
Cuando estamos en una relación donde reina la confusión, la tensión emocional y el agotamiento constante, es probable que la historia no termine bien. De hecho, muchas veces termina con un ghosting: el abandono repentino sin explicación.
Aceptar y justificar microagresiones (“Está estresado”, “Ha tenido una vida difícil”) puede llevar a normalizar una forma de maltrato psicológico. Es entonces cuando se instala la dependencia emocional, haciendo mucho más difícil salir de esa relación.
Ruptura sana vs. ghosting
En una relación sana, las personas hablan. Se explican, aunque duela. Esa conversación difícil se convierte en una ruptura asertiva y liberadora.
En el ghosting, en cambio, el silencio lo dice todo. Es una manera de evitar el conflicto, de no enfrentarse al dolor de la otra persona. A veces incluso se da de forma gradual, desapareciendo poco a poco. A esto se le conoce como caspering, y puede ser aún más doloroso: no hay cierre, solo incertidumbre.
¿Qué hacer antes y después del ghosting?
Antes de que ocurra, lo ideal es fomentar un diálogo claro. Si percibes comportamientos pasivo-agresivos, no los normalices. Mantén tu nivel emocional y no caigas en su juego. Estás tratando con alguien con una baja inteligencia emocional.
Después del ghosting, lo más importante es comprender que esa ruptura era inevitable. Lo que lo impedía eran tus expectativas. Sí, duele. Pero tal vez ese dolor es la señal más clara de que esa relación no era sana. En el fondo, te has librado de algo que solo iba a empeorar.
Una última reflexión desde la consulta
Cuando en consulta me encuentro con personas que han sido víctimas de este tipo de dinámicas, les digo algo que puede parecer duro, pero es liberador: Ten empatía, sí. Pero también límites. Tú lo sufriste un tiempo, pero ellos llevan toda la vida repitiendo ese patrón, dejando tras de sí un rastro de cadáveres emocionales.
💬 ¿Has vivido algo parecido?
No estás solo. Si este tema resonó contigo y quieres trabajar en tu forma de vincularte, te invito a reflexionar o incluso iniciar un proceso de acompañamiento. Tu bienestar emocional vale más que el silencio de alguien que no supo cómo cuidarte.
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