Los ataques de pánico son crisis de ansiedad muy intensas que pueden provocar la sensación de perdida de control y de muerte inminente. Cómo son síntomas más evidentes son palpitaciones, ahogo e hiperventilación, y en general una activación fisiológica extrema, suele ser confundidos con ataques al corazón.
Las crisis de ansiedad se retroalimentan si ocurre en personas perfeccionistas, con rigidez emocional, o baja autoestima. O bien en momentos vitales complicados, como son las perdidas duelo por un familiar, perdida de empleo, o crisis personales.
La ansiedad y las reacciones de alta intensidad deben ser tratados desde la psicología, ya que son un problema emocional y hay que aprender a gestionar la ansiedad desde ahí, ya que el sufrimiento y los miedos no han aparecido de la nada, tienen un significado, son la expresión de nuestro malestar interior. Se presentan en momento en los que hay que tomar una decisión importante. Cuando nuestro mundo se tambalea o simplemente por no estar haciendo lo que deseamos realmente.
Aquí y ahora. Centra el pensamiento en lo que estas haciendo, no des a tu cabeza la oportunidad de volar hacia ideas negativas, que fomenten la ansiedad.
Pensamientos negativos. Bloquearlos es complicado. Lo mejor es dirigir la imaginación hacia otros, como el mar o ese algo que deseamos comprarnos.
Repite conmigo. Usa mantras como: Todo va a salir bien, no pasa nada, esta solo en mi cabeza. No es cierto que este en peligro.
Cambia la perspectiva. Analiza la situación desde fuera, disóciate. Tomar distancia te ayudará a ver lo que esta pasando en realidad y bajará tu nivel de estrés.
No dar tregua. En un contexto ansiogeno, es normal que nuestra mente nos juegue una mala pasada, por eso no hay que dejarla tranquila hay que mantenerla alejada de pensamientos catastrofistas ocupándola con tareas neutras o agradables.
A primera vista puede parecer muy complicadas de aplicar, pero con dedicación y practica pueden salvarnos en esas situaciones angustiosas por las que todos pasamos.
Desatender estos mensajes, puede llevar a la aparición de nuevos síntomas, como fobias u obsesiones. El arraigo de la ansiedad en forma de un Trastorno de Pánico Generalizado, incluso se pueden diagnosticar depresiones con base ansiosa. Hablar con un familiar o amigo, de manera clara de la situación por la que estamos pasando desde el punto de vista de como nos sentimos, hace que los niveles ansiedad bajen. Es importante hablar tanto de lo que pasa durante la crisis como lo que la rodea, los estados de antes y después. Escuchar lo que estamos diciendo nos dará la base para hablar a la hora de acudir a un psicoterapeuta.
La ansiedad necesita de nuestro apoyo para sobrevivir y desarrollarse. Una vida exigente, llena de altibajos es el caldo de cultivo perfecto. Así que un primer paso es explicar a nuestro cuerpo, en su idioma, que queremos que se mantenga sereno. Esto se traduce en una actitud de:
Relajación, si respiramos de manera pausada nuestro cuerpo creerá que estamos en calma.
Orden, si llevamos una vida equilibrada, comiendo sano, a la misma hora, nuestro cuerpo se sentirá dentro de una rutina, es decir a gusto.
Descanso, aunque evidente a veces nos olvidamos de que un cuerpo descansado se enfrenta mejor a los retos cotidiano.
Positividad, las conductas agradables generan hormonas que mejoran nuestro funcionamiento. Darse un masaje o disfrutar de un placido paseo con nuestro perro sirven.
Saludable, mantener el cuerpo en estado optimo, con ejercicio suave y controlado es básico contra la aparición de la ansiedad.
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