A veces la depresión se complementa con momentos de euforia descontrolada, es entonces cuando hablamos de la bipolaridad un trastorno crónico, episódico y recurrente que consistente en la alternancia de estados de animo que pueden desde la depresión a la manía pasando por fases intermedias como hipomanía o la mixta. La fase maniaca suele iniciarse con un aumento de la energía que provoca euforia, disminución del sueño, hiperactividad, sociabilidad, dispendios económicos y en algunos casos conductas de riesgo o extravagantes. En los picos más altos de las crisis maniacas, la persona puede llegar a sufrir delirios o falsas creencias alejadas de la realidad pero que son aceptadas como una verdad absoluta y e irrefutable por nadie, por ejemplo, ser la reencarnación de un personaje histórico o famoso. Y alucinaciones, como oír o ver cosas que no son reales, como felicitaciones de la gente por la calle o como en televisión hablan de el.
El Trastorno Bipolar Mixto y la Hipomanía
Estanos ante uno de los diagnósticos más complejos ya que se mezclan síntomas de dos procesos emocionales antagónicos. Durante los episodios mixtos, la persona tiene gran inquietud y no puede parar quieto, pero a su vez se siente decaído y emocionalmente desesperanzado. En otros casos no sucede así sino que los estados se entremezclan pasando rápidamente de un sentimiento de abandono a una euforia irreal. Para quien lo sufre es la sensación desagradable de verse obligado a montar en una montaña rusa. Ya que ni la euforia le hace disfrutar de la vida. En el caso de la hipomanía por el contrario nos encontramos ante personas que no llegan a perder el control, sus síntomas son más suaves y no suelen llevar a cabo los pensamientos insensatos que se cruzan por su cabeza.
Los indicios como clave en el control de los episodios
La aparición tanto de las fases depresivas como maniacas, no suele ser inmediata, sino que se inicia con pequeños cambios en el comportamiento, estar más feliz sin motivo y un incremento de bromas y chistes puede indicarnos el más que posible inicio de un estado maniaco con euforia. Un mayor dogmatismo y creerse un visionario anticipa la aparición de delirios de grandeza, etc. De la misma manera un periodo depresivo puede ser precedido por una mayor tristeza, aparición de lloros sin motivos o cambios radicales en los hábitos alimenticios, así como una visión critica o negativa del mundo. Llevar un control del estado de animo es un ejercicio muy importante para conocer las primeras manifestaciones y seguir la pista de la evolución tanto de los procesos depresivos como maniacos.
El gran reto: la negación
Asociamos la enfermedad mental al sufrimiento y el dolor, y eso es cierto en las fases depresivas, pero no queda tan claro en las fases maniacas donde hay un sentimiento autentico de ser alguien especial, de controlar el mundo, triunfo y éxito que a veces se puede contagiar a nuestro entorno convirtiéndolo en algo real. Sin embargo, mantener este rush o subidón conlleva una huida hacia delante con más y mayores retos, no saber parar cuando se esta ganando lleva a perderlo todo o realizar conductas de riesgo que hacen que todo a su alrededor se tambalee.
Es en estos momentos, de desmoronamiento en los que se plantea acudir a psicoterapia. El trabajo es complejo, ya que primero hay un rechazo con el diagnostico, no soy un enfermo, soy un emprendedor, una persona con ideas claras, que sabe como vivir la vida. Y después nunca se lleva a abandonar del todo el deseo de volver a sentir esos episodios en lo que se miraba el universo desde arriba. Un plan de recaídas y de atención en crisis han de contemplarse sobre todo si se tienen problemas de consumo o adicciones importantes con o sin sustancia. Con todo ello la evolución y el control de las crisis es posible y tanto la depresión como la manía puede ser remitir o suavizarse hasta llevar una vida plena y funcional.
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