Amor Contaminado: Por Qué Nos Duele la Relación
Cuando te enfrentas a una crisis de pareja, ¿en qué piensas primero? Seguramente, en los problemas diarios. En que no se ponen de acuerdo, no se comunican bien o no respetan las manías del otro. Pero, ¿has mirado alguna vez dentro de ti? ¿Qué te llevó a buscar a esa persona? ¿O qué esperaba tu pareja de ti? Pocas veces nos hacemos estas preguntas. A veces, la crisis de pareja viene de más adentro.
Aunque sea tu primera vez en pareja, nunca llegas sin nada. Llevamos ideas, deseos, creencias. Y, sobre todo, una historia familiar que nos parece normal. Sin darnos cuenta, esa historia se repite en nuestra relación. En casos más graves, buscamos en el otro llenar vacíos de cariño. Los psicólogos lo llamamos necesidad neurótica de afecto. La clave es «neurótica», pues todos necesitamos amor.
Estas necesidades neuróticas son de varios tipos (de poder, de destruir, de ser perfecto, etc.). Pero tienen dos cosas en común:
- Son muy fuertes: Sientes que debes hacerlas sí o sí. Si no las haces, te da mucha angustia. Esto crea relaciones de dependencia, abuso y como si fuera una adicción.
- Son inconscientes: Las personas que las sufren no se dan cuenta de que necesitan tanto afecto. Esta necesidad desequilibra su vida.
Karen Horney (1946) describió muy bien cómo son estas relaciones:
- Querer sentirse querido, gustar y que los demás te aprueben. Vives según lo que otros esperan.
- Poner el centro de tu vida en los demás (no en ti). Solo importan sus deseos y opiniones.
- Miedo a hacer algo para afirmarte a ti mismo.
- Prestar mucha atención a cualquier señal de que alguien pueda ser hostil (y huir rápido).
El Secreto Tras la Búsqueda de Afecto en las Crisis de Pareja
Esta búsqueda constante de cariño esconde, en realidad, algo de hostilidad, semilla de las crisis de pareja. Oyes frases como «con todo lo que yo he hecho por…» o «nadie me quiere». La persona culpa a su pareja (y a los demás) de su malestar. Y así, empieza de nuevo: buscar a alguien para dar afecto y manejar su hostilidad. Esto agrava la crisis de pareja.
«Muchos confunden su necesidad de los demás con amor verdadero», dijo K. Horney. Además, aunque consiguen el cariño, no pueden aceptarlo. O solo lo hacen por poco tiempo. Esto pasa porque el cariño los enfrenta a su propia desconfianza. Les da ansiedad y piensan que los demás tienen intereses ocultos (George Boeree, 2001). Todo esto empeora la crisis de pareja.
Relaciones Neuróticas: Cuando las Heridas se Unen
Este tipo de persona, que siempre pide cariño, suele tener relaciones con parejas que también tienen problemas «compatibles». Por ejemplo, con gente obsesionada con el éxito y el poder. Ellos buscan dominar a los demás (siempre, dicen, por su bien). Además:
- Se dedican mucho (solo) a sus proyectos, deberes y responsabilidades.
- Son muy individualistas. No respetan a los demás ni se preocupan por ellos.
- Ven el poder y la fuerza como algo normal. Desprecian la debilidad.
- Temen lo que no pueden controlar.
- No les gustan los sentimientos de empatía ni de impotencia.
Este choque de necesidades ocultas crea relaciones con mucho dolor. Se basan en lo que falta, no en lo bueno de cada uno. Son muy difíciles de manejar. El poder de uno tapa las inseguridades del otro. Y al revés, la hostilidad se acepta como forma de hablar. Se olvidan las bases de una buena relación: hablar con cariño, equilibrio de poder y respeto. La crisis de pareja se vuelve un patrón.
Tratar estas parejas es muy difícil. Si cada uno mejora por separado, se darían cuenta de la verdad y la relación se rompería de inmediato. Por eso, hay que ir paso a paso. Primero, se ven los problemas de la relación. Después, se trabajan las necesidades afectivas personales para sanar la crisis de pareja.
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