Estar triste no es estar deprimido, la diferencia es grande pero basta con hacerse esta pregunta ¿existe alguna razón para sentirme tan mal? Si la respuesta es afirmativa, nos encontramos ante un mecanismo de adaptación que es un estado de animo decaído, del que saldremos cuando la situación cambie o la aceptemos tal como es, basta con echarle ganas, por el contrario, si la respuesta es negativa nos encontramos frente a problema emocional que requiere la intervención de un psicoterapeuta. Existe una tercera respuesta, una situación que en un momento dado fue normal estar triste, como es la perdida de un ser querido pero que se ha alargado en el tiempo convirtiéndose en un duelo bloqueado.
El síntoma más común, para mi, no es estar decaído ni la perdida de ilusión sino el estado de confusión, que lleva a un sentimiento de vacío y poca valía, cambios drásticos en el peso corporal y en los patrones de sueño, lo cual puede dificultar el diagnostico, ya que es asocia a los problemas alimentarios o de sueño el estado depresivo.
Comprender el dolor y la perdida
Todas las personas somos vulnerables en mayor o menor grado a padecer una depresión, pero no todas por las mismas circunstancias, lo que hace que desde fuera no seamos capaces de entender su situación y tendamos a minusvalorar la enfermedad lo que provoca una segunda lacra al dolor emocional, y es el estigma social. Una familia no entiende, tu pareja no entiende, tus amigos, los compañeros de trabajo, etc., todos creen que es una manera de llamar la atención y esa incomprensión daña, de hecho, uno de los mayores problemas es la ocultación o no aceptación de la enfermedad en sus primeros estadios, como por ejemplo en la depresión posparto, acudiendo al psicólogo cuando la relación con bebe ya está muy deteriorada. O bien sufren un trastorno bipolar donde se combinan fases depresivas con otras de subida, llamadas maniacas.
Aunque existen diversos tipos de depresión, en general todas las persona con depresión necesita saber que vas a estar con ella, pase lo que pase puede, diga lo que diga, haga lo que haga, necesita de tu animo para recuperar el suyo. Siempre tiene que sentirle cerca de una manera u otra, no se le debe dejar que se aislé en su mundo de pena. Nunca ha de sentirse juzgado pues su incomprensión de la situación hace que acepte la visión externa y se sienta aun más desgraciado.
- Correr riesgos, para combatir el estado de impotencia te lanzas a experiencias que te hagan sentir vivo.
- Incrementar la vida social, es como un grito de auxilio, una búsqueda de autoafirmación. Conocer gente te transmite valía y deja los pensamientos y emociones aparcadas un rato.
- Consumos y adicciones, el incremento sobre todo del alcohol, encubre los primeros síntomas de la depresión.
- Descontrol emocional, aparecen conductas de seducción o coquetería. También ideación agresiva. Ríes o lloras más que antes y sin motivos aparentes.
- Desconexión cerebral, lapsus, olvidos, bajada del rendimiento laboral o cierto pasotismos con la familia, son daños colaterales a no querer pensar en lo que nos esta pasando
Comentarios recientes