Terapia Individual
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Normalmente se asocia ir al psicólogo con una consulta al médico. Sin embargo, en nuestro caso se necesita una participación activa, un espíritu de cambio y una mente abierta que favorezca la aparición de un vínculo interactivo y de colaboración, sin prejuicios. Facilitando así que se traten temas complejos y dolorosos de una manera abierta.
Hablar y dar a conocer nuestro mundo interior nos permite a los psicoterapeutas, el entender los mecanismos que funcionan correctamente (toma de decisiones,
forma de relacionarnos, percepción de uno mismo), y cuales consideramos que nos bloquean en nuestra evolución personal o nos provocan sufrimientos.
A partir de aquí el trabajo se torna en la búsqueda de los mecanismos que mantienen esas formas actuar que tanto daño nos hacen, desconectarlos, y buscar formas de vivir más acordes con nosotros, más maduras.
El tiempo juega un papel muy importante, nuestras creencias suelen estar arraigadas en nuestro pasado, llegando a la infancia. Un trabajo que las reoriente de forma más adaptativa requiere además de comprensión, la dedicación de comprender y el esfuerzo continuado. Aquí se exige que la persona tome una decisión fundamental para el éxito de la terapia. ¿Estoy dispuesto a dedicar una o dos horas de mi vida cada semana en acudir al psicólogo? A veces será entretenido, otras, generará ansiedad, algunos días saldrá pensando que está avanzando y otros se sentirá estancado.
La terapia no es algo lineal, y requiere de la constancia para que llegue a buen puerto.
En que consiste entonces la terapia.
El fin último es de la terapia es conseguir un equilibrio en su madurez emocional, física e intelectual. La manera de conseguirlo es en primer lugar detectar si la manera de percibir la realidad es adecuada. Nuestros sentidos capaz millones de datos informativos mientras que nuestro cerebro solo puede manejar unos pocos, por lo que selecciona los que considera más relevantes. Si una persona está deprimida, seleccionará de manera inconsciente los datos que corroboren que su mundo es oscuro y triste. Lo mismo si nos encontramos ansiosos. Los marcos perceptuales de nuestras creencias son el resultado, creando una visión del mundo poco saludable.
Debajo de este sistema perceptual tenemos que buscar que es lo que provocó el estado. En muchos casos son formas de comportarse que conllevan una protección
ante algo que nos supera y cuya respuesta,disfuncional, es encerrarnos o dar una respuesta fisiológica (mareos, taquicardias, etc.). Que nuestro organismo tome esa
decisión, es señal de que estamos tratando con algo de una importancia vital y que sin duda provoca una cantidad de angustia que la persona no puede asumir sin apoyo externo y que puede asumir formas tan extremas como la fibromialgia.
La superación de este estado (si, se puede superar), abre la puerta a preguntarnos:
¿dónde quiero estar yo en este mundo?, las falsas ataduras, los compromisos malvados, y una serie de conductas que lastran nuestro funcionamiento, desaparecen
y tenemos la libertad y energía para decidir algo básico pero muy complejo: ¿Qué es lo que realmente yo deseo?